Mi aterrizaje en Cyndea fue, cuanto menos, un poco accidentado. Recién salido de la facultad, llegar a una empresa farmacéutica de verdad y con un ritmo atropellado no siempre es un camino de rosas.
En un principio puede parecer que hacer las prácticas en una empresa tan pequeña y joven es desperdiciar el máster en Diseño Galénico y Fabricación en la Industria Farmacéutica. ¡Nada más lejos de la realidad! Es justo este ritmo tan frenético lo que transforma las prácticas en un tesoro para llegar a la vida profesional, propiamente dicha, lo mejor formado posible. En el departamento de acondicionado, en el que empecé, se aprende de inmediato que a pesar de estar al final de la cadena de fabricación, es un paso vital en la distribución de medicamentos, y esto no te lo enseña nadie. Además, como miembro del equipo de serialización, contaron conmigo desde el primer momento para todo, incluso para reuniones con clientes.
El hecho de estar en una CDMO (organización de desarrollo y fabricación por contrato) te hace ver gran cantidad de facetas de la industria, a pesar de ser técnico de producción; puesto que puedes verlas tanto desde el punto de vista del cliente como del de el proveedor. Y lo que es más, el tener una cartera de más de 90 productos en países de alrededor de todo el mundo dificulta en gran medida establecer un estándar, lo que hace preciso un mayor aprendizaje.
Un aprendizaje que se aleja de inmediato de leer PNTs para establecerse en solucionar todo tipo de problemas, estudiar la implantación de mejoras e incluso, actualizar los mismos PNT que estabas ojeando hace menos de un mes.
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