Después intensos meses de clases y trabajos, después de tomar decisiones, y después de la espera para conocer nuestros nuevos proyectos, llega el momento embarcarnos en una nueva aventura: el
Trabajo de Fin de Máster.
Porque decidir, ha sido difícil. Pero decidiendo, uno se conoce a sí mismo, y madura. Igual de difícil, ha sido el gestionar los nervios ante la espera. Pero así, uno se forma y crece. Durante el máster, además de
convertirnos en grandes profesionales gracias al excelente nivel académico recibido, hemos tenido la
oportunidad de desarrollarnos personalmente, superando estos momentos de dificultad. Pero lo mejor de ello, es que todo lo difícil, si estamos bien acompañados se vuelve más sencillo.
Tanto es así, que lo último del MIDI, ha sido ir de excursión a un parque de aventuras. Entre laderas y montes, con un soleado día, disfrutamos como niños, tirándonos por largas tirolinas y jugando entre elevados árboles. Una
jornada perfecta para compartir risas, y anécdotas, que quedarán para el recuerdo. El día finalizó con una dosis de helados, paseando por el puerto de Hondarribia. A orillas del mar, exprimimos momentos de nuestro último mes juntos.
A pesar de que quedan 6 meses de máster, el camino juntos finaliza. Cerramos una etapa de compartir horas de clases, trabajos y risas. Ahora
empiezan nuevos retos, cada uno con su proyecto y su destino. Llega el momento de reflejar el aprendizaje adquirido, salir al mundo laboral, y dar lo mejor de nosotros mismos. Pero vamos con las pilas llenas de motivación y capacidad. Hay ilusión por encima de cualquier miedo, y un puñado de sonrisas de esas que nos empujan a seguir adelante. Y hay ganas, muchas ganas, de trabajo y esfuerzo.
Hay experiencias que nos regalan grandes personas, con las que compartes grandes momentos. Y al acabar,
te das cuenta de todo lo que te llevas para siempre y de todas las sonrisas que sacaste. Este máster ha sido nuestra gran oportunidad. ¡Pongamos rumbo a una nueva aventura!
By Anne Echebarría, alumna MIDI 29
