Todos sabemos que de no ser por la
pandemia este curso hubiese sido completamente distinto. Hubiésemos podido
disfrutar al completo de la vida universitaria que nos ofrece el máster en Investigación, Desarrollo e Innovación de Medicamentos (MIDI) y la
UNAV, además del calor humano que tantas veces echamos en falta. Sin embargo,
no hemos dejado de aprender, tanto de lo bueno como de lo malo. Las asignaturas
nos han ayudado a profundizar en múltiples puntos del desarrollo de medicamentos y
hemos podido contar con numerosas conferencias con ponentes de muy alto nivel
que nos han inspirado de cara a las prácticas y el TFM. El asesoramiento y las
sesiones de coaching para el auto-conocimiento también han sido muy bien
acogidas para nuestro desarrollo profesional.
En el MIDI ha sido todo intensidad
desde el minuto cero (y lo que queda por venir). La entrega y el trabajo han
sido constantes y muchos han sido también los momentos de aprendizaje y
crecimiento profesional/académico en este semestre que llevamos.
Estamos prácticamente en el ecuador
del curso académico y son tantas las cosas que llevamos ya en nuestra mochila
que cuesta creerlo. Ahora en el horizonte se va apreciando la llegada de las
prácticas y el TFM, ¡estamos llenos de ilusión por empezar esta nueva aventura!
Por supuesto, el máster también son
personas: profesores, personal de administración y mis compañeros y compañeras
de clase. Jamás hubiera imaginado la capacidad de resiliencia que este virus ha
logrado despertar en cada uno de nosotros frente a la adversidad y lo mucho que
nos ha unido. Nos ha hecho más fuertes y a la vez, más empáticos y
atentos con el que tenemos enfrente, nos ha impulsado a ofrecernos a los demás.
En nuestra querida aula 10 hemos tendido puentes. Los nuestros son puentes de
amistad, cariño y alegría; son enlaces que, a mi juicio, no se quebrarán
fácilmente. A pesar de la distancia de seguridad, nunca ha habido barreras ni muros
entre nosotros; vamos todos al mismo son, guiados por el sentimiento de unidad
y pertenencia.
Cada uno de nosotros ha trazado un
camino de vida diferente, pero qué suerte la nuestra que todos decidiésemos
tomar el mismo desvío: el MIDI.
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