Estamos hoy aquí para poner el broche final al año y medio que hemos compartido los treinta alumnos que conformamos la promoción XXVII del Máster de Investigación, Desarrollo e Innovación de Medicamentos. Año y medio desde los primeros encuentros y pensamientos entre los que éramos la mayoría desconocidos, hasta los abrazos de reencuentro antes de las exposiciones del trabajo de fin de máster. 18 meses en los que hemos estrechado lazos y reforzado amistades, sumando innumerables recuerdos.
Me habría gustado dirigirme a todos y cada uno de mis compañeros personalmente, pero muchos llenarían más de cuatro caras y este discurso sería eterno... Solo decir que con juevintxos, casas rurales, findes de esquí y viajes a Madrid, entre otros, hemos creado un ambiente profesional y a la vez cercano para acabar formando como se dice, una piña.
Hace seis meses, elegí alejarme de la pequeña ciudad de Pamplona, carretera y manta hacia Liverpool para realizar el TFM y hoy en día reconozco que ha sido un buen ejercicio personal poner mar de por medio durante estos seis meses. Zambullirse de lleno en un lugar nuevo, irremediablemente invita a comparar con aquellos lugares que mejor conoces y que reconoces como hogar. Y qué decir si encima eres una bilbaína que lleva sus raíces muy marcadas. Muchos vuelos para ver, aunque haya sido por poco tiempo, a los más allegados. De Liverpool me llevo mucho aprendizaje, muy buenas amistades y sin duda describiría esta temporada como muy enriquecedora con mucho que agradecer.
Me gustaría pararme un segundo a reflexionar sobre una de las ideas que me sorprendió de Reino Unido y su ideario y práctica de igualdad en el trabajo. Sin querer menospreciar a los seis maravillosos hombres que tenemos en esta clase, por supuesto. Elizabeth Blackwell fue la primera mujer aceptada para estudiar en la Universidad y tras ella, hace ciento siete años exactamente, el 8 de marzo de 1910, la Gaceta de Madrid publicó una Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública, permitiendo por primera vez la matriculación de alumnas en todos los establecimientos docentes en España. Este importante hito en el avance hacia la igualdad, fue posible por la tenacidad y decisión de algunas mujeres que decidieron rebelarse contra regulaciones injustas que impedían su acceso al conocimiento y su pleno desarrollo como seres humanos.
No se daban por vencidas pese a que todo, el contexto también, invitaba a hacerlo. Actualmente, estamos en una época dónde la igualdad en el laboratorio está más cerca que lejos, claro ejemplo de esto es nuestra promoción. Por las que no pudieron cursar estudios hace años y por las que nos sucedan, sigamos con esta tendencia hacia la igualdad.
Me gustaría dirigirme ahora a los que han hecho esto posible. Por un lado, toda la organización del máster y todo el claustro de profesores. Mi más sincero y sentido GRACIAS. Y por otro lado, parafraseando lo que siempre se ha dicho en mi casa: “El dinero va y viene, la cultura no”. Por esto y por muchos motivos más, muchas gracias a mis padres hoy presentes, que al igual que yo, veis otro capítulo de vuestra vida culminado. Y lo mismo para el resto de padres que han permitido que hoy estemos aquí.
Lo que nos espera, sin duda solo puede ir a mejor. Algunos nos volvemos a cambiar de ciudad, otros descubrirán pronto su vocación. Pero siempre con el apoyo de los que estamos aquí presentes y de aquellos que nos gustaría que estuvieran. En honor a la ciudad que me ha acogido estos meses y a su equipo de fútbol, “Even in the middle of the storm, you’ll never walk alone”.
Pamplona, 15 de Diciembre de 2017
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