Tras todos estos meses de clases y trabajos en el máster y un gran esfuerzo, ahora nos toca enfrentarnos a un nuevo reto, el sprint final, en el que nos abrimos paso en el sector farmacéutico.
A principios de junio, dejamos las aulas para llegar a diferentes empresas o departamentos de la universidad, con el fin de realizar nuestro Trabajo Fin de Máster (TFM). Se trata de un proyecto en el que se nos pondrá a prueba, una oportunidad que se nos brinda, para salir de los libros y enfrentarnos al día a día.
Solo llevamos unas pocas semanas, pero nos han bastado para abrirnos los ojos. No solo se trata de ver cómo funciona un departamento de farmacología clínica, o de cómo aplicar un método de escalado de dosis, no. La experiencia que nos estamos llevando es mucho más que eso. Aprendemos a cometer errores, a aprender de ellos, a pedir ayuda cuando nos desbordan las cosas, a resolver problemas, a evitarlos, y sobre todo a luchar por el éxito.
Ese éxito, que en nuestro campo consiste en el desarrollo de nuevas terapias, nuevas estrategias para tratar enfermedades, oportunidades para llegar a curar, para salvar vidas. Y es que, dentro de unos meses, nosotros seremos los protagonistas, los que estemos persiguiendo las nuevas metas, mejorando las salud de las personas y alcanzando ese éxito, que en el sector farmacéutico, es de todos.
By Álvaro Sellers, Alumno MIDI XXVIII
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