martes, 24 de noviembre de 2015

Una experienica inolvidable...



Yadira Pastor, graduada en Bioquímica y alumna del Máster ha desarrollado su TFM (Trabajo Fin de Máster) en el Instituto de Salud Tropical de la Universidad de Navarra, dentro de un proyecto para el desarrollo de vacunas frente a Shigellosis.

Durante su trabajo, se le planteó la posibilidad de realizar una estancia en el Hospital de Monkole en la República Democrática del Congo. Su respuesta fue rápida: ¡acepto!

Estuvo allí tres semanas (entre agosto y septiembre de este año) y hoy os cuenta cómo fue la experiencia...

El objetivo del viaje fue trabajar en el diagnóstico de enfermedades diarreicas de origen bacteriano. El grupo de investigación en el que está englobado el proyecto de Máster colabora con una empresa de diagnóstico llamada CERTEST. Esta empresa desarrolla kits de detección rápida para el diagnóstico de múltiples enfermedades infecciosas. Así pues, la idea era utilizar estos kits para identificar Shigella o E.coli  0157 en heces y, posteriormente, aislar la cepa para su análisis.

El 25 de agosto, tras varias horas de vuelo y escalas en Madrid-Bruselas-Luanda llegó a la capital, Kinshasa.

Kinshasa es la capital y la mayor ciudad de la República Democrática del Congo. Se encuentra en la orilla izquierda del río Congo y tiene una población estimada en 10 millones de habitantes. La ciudad está dividida en comunas (distritos). Cada comuna tiene un hospital de referencia. El Hospital de Monkole está en la comuna de Mont-Ngafula, que tiene unos 200.000 habitantes.

¿Dónde te alojabas?

Al lado del hospital hay una residencia que acoge tanto a gente que va de paso, como era mi caso, como gente que pasa allí años (médicos, estudiantes, etc.) La residencia estaba muy bien. Tenía una habitación individual con baño completo y muy cómoda. Había algunos españoles. Entre ellos María Dolores, una médico española que lleva allí más de 30 años y que trabaja en la coordinación del hospital. Ella fue la que me contó muchas cosas sobre el país.

¿En qué parte del hospital trabajabas?

En Microbiología y Hematología. Se compartía una sala común con aparatos y después había salas “temáticas”: Bacteriología, parasitología, anatomía-patológica, etc. En mi caso, estaba en la bacteriología. Las muestras llegaban del mismo hospital así como de otros más pequeños (dispensarios) de Mont-Ngafula.

¿Pudiste analizar muchas muestras?

La verdad es que no pude analizar muchas muestras. Por un lado, mi estancia fuecorta pero, además, me explicaron que en época seca no hay mucho trabajo, que es en la época de lluvias (octubre-mayo) cuando hay más casos de diarrea. De todas formas, tuve la oportunidad de dar una charla en el Hospital. Asistieron médicos y profesores de distintos hospitales y todos estaban muy interesados. Les hablé sobre las técnicas de diagnóstico disponibles, cómo se utilizan los kits y su fundamento teórico, etc.





¿Qué te pareció el hospital?

El hospital de Monkole tiene buenas instalaciones y el personal trabaja bastante bien. Aparte de este hospital, tuve la oportunidad de visitar otros hospitales y, la verdad, es que había muchas cosas por mejorar: estaban bastantes sucios, había incluso jeringuillas por el suelo, sábanas con sangre, etc.

Algo que también me llamó la atención es que para muchos congoleños ir al médico es la última opción. Antes van a curanderos, brujos y, como último recurso, acuden al médico. En este sentido, también me llamó la atención que en muchos casos (debido a sus creencias) prefieren ahorrar el poco dinero que tienen en un buen funeral que en intentar curarse pagando la atención médica.

¿Alguna cosa más a destacar?
                                           
Había muchos orfanatos. Tuve la ocasión de visitar el de Kimbondo (o Maman NKoKo). Alberga a unos 700 niños y la verdad es que es bastante impresionante. Me contaron que cuando nacen niños con malformaciones o con alguna discapacidad, la mayoría son abandonados ya que se cree que puede ser "portadores" de maldad o algo parecido.

La historia del orfanato de Maman NKoKo es admirable. Hace 30 años, una médico italiana llamada Laura Perna, fue a Kinshasa a montar un hospital pediátrico y, al ver todo aquello, decidió quedarse y fundar un orfanato. Vendió su casa y todas sus pertenencias y se estableció allí. Según me contaron, cuando tenía unos 80 años se puso enferma y volvió a Italia. Sin embargo, decidió volver a Kinshasa porque quería morir allí. Cuando visité el orfanato pude verla. Estaba muy enferma, no podía hablar, ni ver, casi ni escuchar. Coincidencias curiosas, que a veces ocurren, murió tres días después de visitar el orfanato. Tenía 96 años. Fue increíble.

¿Conclusión del viaje?

Increible. Aunque es lo que se suele decir siempre en estos casos, pero es que es la verdad. Personalmente, ha sido una experiencia muy bonita y, profesionalmente, ha sido muy interesante y motivadora. Ver cómo cosas en las que has trabajado y trabajas en el laboratorio, se aplican de verdad en el mundo real es algo muy gratificante.


Entrevista publicada anteriormente en el blog MicrobiosandCo.

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